Mi Amiga LA LUNA
Hay conversaciones que, inevitablemente, dejan huella en nuestras vidas y, no solo esto, además nos provocan, cuando menos, desajustes en nuestros esquemas cognitivos. Me siento afortunada por compartir momentos especiales con niños, adolescentes y adultos con Altas Capacidades, siempre aprendo de y con ellos; todavía más, hacen que me plantee cuestiones de vital importancia para mi propia existencia y la de aquellos que me rodean.
Recuerdo la maravillosa película protagonizada por Jonh Cusack, titulada El Niño de Marte y me pregunto si no habrá seres en este planeta provenientes de otros mundos a los que pretendemos mutar en terráqueos, cerrándonos el paso, de este modo, a cualquier intercambio interplanetario.
Esta mañana un adolescente con Altas Capacidades me confesaba que su mejor amiga era la Luna, le conocí muy pequeño y la vía láctea era su gran pasión, iba de lugar en lugar con un minúsculo planetario, mientras contaba fabulosas historias de meteoritos y satélites. Nadie, afortunadamente, le ha robado su pasión; pero algunos sí han conseguido robarle su sonrisa. Me hablaba de viajes espaciales y expresaba el deseo de fugarse, por momentos, a otros universos donde, quizá, alguien lograse entenderle.
Hablamos de lo que engancha ser diferente, de la necesidad de mantener el misterio en un día a día rutinario y ajeno a una particularidad pocas veces comprendida. Hablamos de la energía, la física, la mental y la cósmica. Hablamos de mini mundos que se diseñan a la medida de uno para evadirse de la realidad. Hablamos de relaciones, de obligaciones, de apegos, de sueños, de pasados y futuros.
Hablamos de él, pero, sobre todo, inconscientemente, hablamos de mí, porque no soy yo la que les ayuda, son ellos los que me brindan la oportunidad de abrir un horizonte desconocido, tras un opaco cristal que no es, sino, el resultado de exhalaciones involuntarias que buscan disfrazar el paisaje para conseguir una engañosa seguridad. Una seguridad que juzga, categoriza, coarta, penaliza e, incluso, extermina.
Pero siempre nos quedará la LUNA, hermosa, coqueta, versátil, noctámbula, sinéctica, a veces escurridiza, a veces majestuosa, siempre amiga, SIEMPRE INCONDICIONAL.
MINIMUNDOS
Dícese que la DESREALIZACIÓN es una alteración de la percepción o de la experiencia del mundo exterior del individuo, de forma que aquel se presenta como extraño o irreal. En tanto que la despersonalización es una experiencia subjetiva de irrealidad del sí mismo, la desrealización se refiere a la percepción de irrealidad del mundo externo.
El fabuloso trabalenguas que define este proceso disfuncional nos lleva a entrar en una profunda cuestión que nos conduce a plantearnos cuál es, en realidad, la realidad. Cuál es el verdadero mundo, el interno o el externo?
Hace unos días les hablaba a un grupo de familias sobre la incursión en los minimundos que nos elaboramos a medida para evadirnos de algo que nos invade sin permiso o, por momentos, simplemente, porque huimos de una realidad que ora nos supera, ora nos queda demasiado apretada.
Es importante buscar la escalera que nos acerca a esos minimundos que juegan en otro campo, que representan otra verdad, que pintan otros cuadros y crean historias fabuladas en las que nos convertimos en verdaderos protagonistas de nuestras vidas. Quizá una vez alcanzada esa engañosa fama subjetiva volvamos a reencontrar nuestra imagen en el espejo, quizá necesitemos esas idas y venidas para ser nosotros mismos.
Cuando somos conscientes de esta necesidad nos resulta más sencillo subir los peldaños para contemplar ese otro paisaje, de lo contrario cerramos puertas a lugares fascinantes compartidos con quienes piden a gritos más personajes para la historia porque, en el fondo, los exomundos, los intramundos, los submundos, los macromundos e, incluso, los minimundos precisan habitantes ávidos de ser comprendidos, ávidos de ser amados.
REDENCIÓN
Hace ya bastantes años, cuando visitaba la gran pantalla a menudo, asistí a un tríptico cinematográfico en los cines Compostela sobre la Redención. Aquel triplete lo formaban las películas: Affliction, Magnolia y The Straight Story.
He vuelvo mucho al cine, aunque no todo lo que me hubiese gustado, pero tengo en casa una película maravillosa que se llama Celia. Sin embargo, ayer completé la cuadratura del círculo con esta película titulada "Three Billboards outside Ebbing Missouri".
Este post no es para hablar de cine, yo no sé de cine, no soy crítica, ni experta, ni técnica; pero sé algo sobre emociones.
La Redención vive con el ser humano desde el minuto cero de nuestra existencia filogenética y ontogenética. Esta es una historia dura, que pone al descubierto las emociones y los sentimientos más escondidos, enmascarados y ocultos de nuestras existencias. Emociones y sentimientos de los que huimos permanentemente, para evitar afrontar sombras y fantasmas; para acomodarnos a una realidad políticamente correcta y socialmente juzgada desde la hipocresía y el cinismo.
La verdadera vida reside en sentir, la verdadera vida reside en nuestras entrañas emocionales, porque hasta nuestra parte más racional debe estar, en muchas ocasiones, abandonada al sistema límbico, de lo contrario perderíamos nuestra verdadera esencia.
El miedo, la culpa, la vergüenza, la ira, la desesperación, la venganza, pero, también, el PERDÓN forman parte de nuestra verdad. Quien intente convencernos de lo contrario miente. Nos han ido cargando con una mochila lastrada desde tiempos remotos, pero, afortunadamente, redimir y redimirnos nos libera.
Ante la superficialidad de unas relaciones humanas basadas en encuentros esporádicos, conversaciones forzadas, evasiones geográficas, geométricas y cronológicas, historias como estas nos abofetean sobre lo más arriesgado de sentir.
VIVIR es AMAR, AMAR es VIVIR. Solo la CALMA del AMOR puede hacernos sentir VIVOS, solo la convulsión del ODIO puede hacernos sentir vivos, nosotros debemos elegir.....
Pero, SIEMPRE, nos queda el PERDÓN.
Y quien esté libre, que tire la primera piedra
Carmen Pomar
DE RUIDOS Y DE NUECES. El Correo Gallego, 22-11-17
Talentos del hoy, líderes del mañana
Las Altas Capacidades, esa realidad diferencial que muy pocos comprenden. La diversidad hecha paradoja que lleva a dudar de la evidencia.
Las Altas Capacidades, una denominación que connota superioridad y, en muchas ocasiones, provoca reacciones de rechazo y tiende a la subestima social.
Las Altas Capacidades, entendidas como un hecho ajeno, minoritario y apenas sustancial para nuestra realidad cotidiana.
Las Altas Capacidades, que convierten a algunos de nuestros ciudadanos más jóvenes en incomprendidos y sometidos a la presión de demostrar lo indemostrable.
Joseph Renzulli plantea la necesidad de aceptar, entender y promover las altas capacidades como oportunidad para nuestro futuro como ciudadanos de un mundo en cambio constante, un mundo complejo y amenazante, un mundo reproductivo en el que hacen falta científicos, líderes, artistas, literatos, tecnólogos, empresarios..... Un mundo en el que el TALENTO de los más pequeños se convertirá en el desarrollo de nuestra sociedad. El capital humano del presente es fundamental para optimizar los recursos que tenemos a nuestro alcance.
Optimismo, Valentía, Fascinación, Visión de futuro, Energía Física y Mental y Sensibilidad con los problemas de los demás. Estos son los factores que para Renzulli favorecen la optimización de las Altas Capacidades para facilitar, de este modo, el cambio científico, el cambio social, el cambio cultural, el cambio tecnológico.
Más allá de la curva normal, más allá del famoso CI, nos preguntamos:
¿Qué convierte a los TALENTOS del hoy en los líderes del mañana?
Es desde la respuesta a esta cuestión desde donde debemos asumir una responsabilidad social compartida y desde donde hemos de redefinir los propósitos de la educación.
Carmen Pomar
CONECTADOS
Asistía ayer a un fantástico acto de presentación de la muestra llamada CONEXIÓN, una original exposición patrocinada y organizada por FINSA, empresa maderera, nacida en Galicia, El eje vertebrador de todas las presentaciones que vimos era la conexión de diferentes artes y disciplinas con la madera. Partiendo de la teoría de Karinthy, escritor húngaro, sobre la ineludible conexión entre los seres humanos a través de una serie de pasos que se reducen a seis puntos de separación, por tanto a cinco intermediarios, la idea de esta propuesta se basa en conectar objetos, espacios y materiales. No cabe ninguna duda de que las conexiones físicas, emocionales y tecnológicas permiten a los seres humanos están más cerca, pero ... y los objetos?
Películas como Cadena de Favores, personajes actuales de renombre como Steve Jobs o estudios sociológicos como los de Duncan Watts inciden en esta idea de los puntos de conexión entre las personas.
Pues bien, ayer pudimos asistir a una prueba irrefutable de que el proceso creativo es una cadena que facilita la unión de los eslabones, en el proceso que da lugar a nuevas formas de expresión, desde campos como la arquitectura, la fotografía, la restauración, la música, el diseño, el audiovisual, cual fuegos artificiales surgen puntos de encuentro absolutamente mágicos. Fuentes de inspiración, olores, recuerdos, sabores, sonidos, objetos, colores y formas, dan lugar a un proceso único y novedoso, fruto de un gran trabajo de preparación, un incómodo período de incubación, un estridente momento de iluminación y una inquieta verificación. Todo ello canalizado a través de mecanismos emocionales que ora desgastan, ora fortalecen, pero siempre provocan cambio y evolución.
Desde los clásicos como Guilford, Torrance y Wallace, hasta los más actuales como Teresa Amabile, pasando por alternativos como Simonton e integradores como Sternberg y Treffinger y acabando en la psicología positiva de Csíkszentmihályi, cualquier experto mundial en creatividad estaría de acuerdo en que lo vivido ayer en el Museo Gaias fue una auténtica muestra de CONEXIONES creativas.
Carmen Pomar
LA DISINCRONÍA
La pasada semana, en las aulas de Magisterio, especialidad de Primaria, proyectábamos la película "El pequeño Tate" para ilustrar el tema de las Altas Capacidades. A pesar de que este film es, ya, un clásico en el cine con fines psicoeducativos, desafortunadamente, sigue de plena actualidad.
En esta historia, la historia de Tate, se pone encima de la mesa la disyuntiva entre el desarrollo intelectual y el desarrollo socioemocional. Como es obvio el ser humano no responde a un esquema evolutivo fragmentado, en el que cada área del desarrollo va por un lado y es independiente de las demás.
Tate es un niño superdotado que responde a un patrón habitual caracterizado por una elevada demanda intelectual, desinterės ante tareas excesivamente fáciles, desconexión con el currículum escolar, dispersión y aburrimiento generalizado. Estas necesidades aparecen cubiertas con la irrupción en su vida de la Doctora Grierson, pero la cuestión de fondo es si es suficiente con dar respuesta a las necesidades intelectuales y de aprendizajes analíticos.
Tate sigue siendo un niño de 7 años y, también, necesita de afecto, cuidados, protección, ternura, referencias emocionales y amistades. Tate piensa, pero también siente; hace raices cuadradas, pero tiene miedos; toca el piano, pero necesita jugar; lee a los clásicos, pero le gustan los abrazos de su madre.
Esta especie de desconexión entre el desarrollo cognitivo y el desarrollo socioemocional, fue acuñado, hace ya décadas por Jean Charles Terrasier como disincronía.
Es muy importante entender que, a pesar de esa falta de "sincronización" entre la edad mental y la edad cronológica, los niños/as de AC tienen necesidades afectivas, sociales y emocionales que requieren nuestra total atención y que son, sin duda, definitorias de su bienestar como seres humanos.
Carmen Pomar